jueves, 21 de noviembre de 2013

El Día que Murió el Silencio

Si se analiza la filmografía de Paolo Agazzi se puede encontrar que la carrera del cineasta ítalo-boliviano va decrescendo. Va desde una obra espléndida como Mi Socio, hasta el bodrio de El Atraco y la simplista, “chistefácil” e “integradora” de Sena Quina. En la mitad de la carrera de Agazzi se sitúa “El día que murió el silencio” que no es mala pero tampoco es magnífica. Es un sí pero no. “Es una buena película pero hasta ahí”.

El día que murió el silencio es una película que te va mostrando esa transición que nadie quiere con sus obras, el decaimiento silencioso. Donde todo parece estar bien, entra el autoengaño sobre lo que producimos. Pasa que cuando tomamos como referente el producto preliminar, decimos que es “obvio que vamos a hacer algo mejor que el anterior”; y ahí es cuando nos tendemos la trampa y es a la que estamos expuestos todos.

La película se trata de la historia de un empresario/comunicador, Abelardo, que llega a Villaserena, un pueblo que no tiene electricidad y que tampoco conoce la radiodifusión. Acogido, con cierta astucia, por el cura y por el corregidor instala cuatro parlantes para la difusión de Radio Nobleza. El pueblo deja de estar en silencio pero poco a poco surgen problemas que culminan en una turba enojada con Abelardo y con la radio que se convirtió en indeseado en el pueblo. La historia es narrada por don Oscar, un escritor solitario que a su vez se nutre de estos problemas para la elaboración de su escrito.

Dentro del film se puede ver que existen fallas de consideración tanto de iluminación y diálogos, como de actuación. Para el ojo común del espectador, que sólo busca entretenimiento, estos problemas pasan desapercibidos. Pero si se lo ve a detalle son pues insultos incluso al sentido común.

Empezando por iluminación, escogí dos casos para ver que esta área esta muy descuidada. Cuando Abelardo se dispone a encender un cigarrillo, el fuego ilumina el dorso de su mano y toda su cara, siendo esto físicamente imposible, ya que el fósforo se encuentra rodeado por la palma de este y de alguna manera sólo alumbraría a parte de su cara. Otra, es cuando él mismo sale al balcón y se puede ver que la iluminación de su habitación va de arriba hacia abajo, siendo esto, nuevamente, imposible porque el pueblo no tenía electricidad y lo lógico es el uso de velas para la iluminación.

Ahora, los diálogos. Las conversaciones que se escuchan a momentos son desequilibradas, porque se pretende dar ese toque coloquial y en otros momentos los personajes hablan como si se tratase de una telenovela mexicana. Se puede ver que los diálogos sufren desniveles y combinaciones chocantes – y ojo que en ningún pueblo hablan de esa manera –. Y también existen descuidos en pronunciaciones y el correcto uso del lenguaje.

Y por último la actuación. Es a momentos desprolija por parte de los personajes secundarios y de los extras. Hay sobreactuaciones que dejan a uno realmente incómodo. Muchos de éstos no saben moverse frente a cámaras. Y no podía faltar Giovanna Chávez que no tiene pasta de actriz, es una cara bonita y nada más – aunque esta vez sin el maquillaje horrendo con el cual suele estar –.

Esta película que personalmente esperé verla por muchos años me dejó satisfecho, pero tampoco totalmente maravillado. Parece que si queremos ver cine nacional tendremos que ir hacia atrás, hay más trabajo en anteriores films que en los actuales. Estas películas están sobreviviendo el paso del tiempo, pero no por que sean exquisitas sino porque ahora se hacen mala películas. Películas como Wara Wara, Mi Socio, La Nación Clandestina o Chuquiago son películas vintage. ¿Podremos reinventar el cine nacional y bajar del podio a estos monstruos del espectro nacional?


(Esta crítica fue parte de una tarea de la materia de Redacción II de la carrera de Comunicación Social-UMSA)

Zona Sur

Varias películas nacionales se han valido de ‘la crítica hacia la sociedad boliviana’ como piedra angular, aunque de forma disimulada, para elaborar sus diferentes guiones y retratarla desde diferentes puntos de vista. Desde Chuquiago, un hermoso film que muestra cuatro historias de distintas personas, pasando por los – bochornosos –  American Visa, Sena Quina y ¿Quién Mató a la Llamita Blanca?, llegamos a un prolijo y ‘casi nada’ descuidado Zona Sur.

Dentro del tráiler de promoción del film, existen dos frases que resaltan de sobremanera y que sirven de puntos de partida  para entenderla: “El retrato íntimo de una familia” y “El fin de un apartheid”. A esto hay que adicionarle el contexto social en el que se filmó, se produjo y se estrenó la película: seguíamos embelesados con la imagen del primer presidente indígena de Bolivia, Evo Morales – no por nada hay dos “sutiles” alusiones a este personaje dentro del largometraje –.

Zona Sur es historia de una familia disfuncional, con problemas de identidad, con conflictos internos, racismo ligero y clasismo no tan sutil. Esta familia es compuesta por Carola, la madre que tiene que lidiar con los problemas de dos de sus hijos, los adolescentes Patricio y Bernarda. El único punto de calma que ella encuentra es con su hijo menor, Andrés, que es un niño que le da un aire de distensión a la película. Y como personajes secundarios están Wilson, el mayordomo y Marcelina, la jardinera, el primero más importante y más incidente en la historia que la segunda.

Si tenemos presente el “retrato íntimo de una familia” para analizarla, podemos ver que varios de los problemas que aquejan son propios de la clase media para arriba. Va de la alienación que sufren Patricio y Bernarda, hasta los problemas económicos que hacen que se derrumbe un estilo de vida de toda una familia, como el de Carola. Se puede decir que es una crónica de los últimos días de las familias acomodadas como tal para dar paso a una nueva burguesía, la chola.

Se puede ver que cada uno de los personajes representa los distintos problemas de nuestra sociedad. Carola representa el problema de la apariencia; se presta dinero de Wilson, además que le debe seis meses de sueldo, y busca de dónde tener dinero. Pero eso sí, sigue manteniendo el mismo estilo de vida. Patricio, se puede decir que refleja el quemeimportismo de la sociedad, con tal que él tenga todo lo que lo satisfaga y sea feliz pues no importa lo demás. Bernarda muestra el conflicto de identidad y cultural que todos podemos tener en algún momento. Al tener una relación homosexual con su docente de la universidad acarrea conflictos con su madre y consigo misma por la negación a la feminidad que la sociedad la empuja. Wilson representa el silencio que podemos llegar a tener ante los abusos que nos hagan y la servidumbre a pesar de todo.

Si se puede decir que es el “fin de un apartheid” es pues relativamente cierto. Con la presidencia de un indígena, como lo mencioné anteriormente, una parte de los bolivianos se sintió impuesta por otra cultura, más que todo en el oriente. Ese fuerte arraigo cultural que representa Morales afectó negativamente a muchas personas que se negaban al cambio. Ya que hasta el momento las minorías raciales seguían representando la cúspide de la pirámide de la sociedad. Y eso se muestra en la película, una familia de blancos con servidumbre mestiza.  Cerca del final se ve el “cambio”, pues Carola se ve tentada de realizar un negocio con su comadre, una empresaria chola. Es ese vuelco que refleja el film, los blancos ya no son los únicos de clase alta, también los cholos y los mestizos aspiran alto. Los blancos y los acomodados pueden caer. Reitero, es la nueva burguesía chola.


(Esta "crítica" fue parte de una tarea para la materia de Redacción II de la carrera de Comunicación Social-UMSA)

viernes, 15 de noviembre de 2013

La Paz City de mañanita, de tardecita, de aquisit’s, allacit’s y por ahicit’s



Seis de la mañana. Todavía no sale el sol. El frío paceño es bien acogedor. Increíble, ¿no?, una ciudad que hasta su clima gélido te abraza. Caminas desde donde estés hasta donde vayas mientras tengas unos audífonos puestos, La Paz te regala los mejores escenarios para hacerte elevar y perderte en tus adentros, o sea como si te chinearas pero sin chinearte. 
Esta ciudad que el cemento y  concreto se come a la mujer y al hombre y al mismo tiempo es devorada por cerros y montañas que pretende ubicarla en el centro de su cuerpo.


Cuando te subes a un minibús “la música, el ambiente y el chófer son bien chéveres” o al menos así dice diciendo uno de esos stickers en el interior. Ese pequeño habitáculo sobre ruedas donde la falta de ortografía es una característica: “tu embidia es mi vendisión”, uno se da cuenta que no le llegaría a tener ni un poquitito de embidia. Una fotito del Wolevar o el Estronguer porque representan los colores del corazoncito del maistrito. Si hace sol y de paso ese que te deja ciego y bien lurias, ahistá su quitasol bendecido en Copacabana. Los oídos de los pasajeros se privilegían y a la vez on torturados con el tema del momento que lo escuchas en las calles mientras vas pati´perreando, o bien puede ser el súpertracklist del chófer, que va desde Yarita Lizeth, Bronco, Brindis, Carro Show, Enanitos Verdes, Maná, Kjarkas, los K’achas, la Kachorra, Nene Malo y sus clasiquit’s.


Te bajas en la esquina que tienes que quedarte o en el lugar que al maistro le ha dado la gana. Ves cebras y no estás de safari, no estás en África, ni siquiera has salido del país. Éstas van saltando, juegan con las y los ch’itis y se divierten con los peatones e incluso con los chóferes. Pero La Paz es un caos, cruzar de una acera a la otra es una proeza maldita, ya que los minbuseros, tacheros, micreros y pseudoconductores no miran nunca a un extraño conocido, sips: el semáforo. 


Crucificado a pesar de sus luces y no haber hecho nada malo, tiene una eterna conversación con el paso de cebra, quien está postrada justo debajo de él. No sabemos qué hablarán o chismearán pero son recurrentemente ignorados como su prima, la pasarela que algunas calles se la ha visto pero tampoco está en su labor destinada, se queda quietecita esperando ser pasada y repasada por algunas personas responsables.


Y por si fuera poco, como arbolitos de navidad, puedes ver a unos tipitos de verde, bien plantados y parados para dirigir el tráfico y para evitar que haya una jodida trancadera; pero como que eso es inevitable en nuestra ciudad, ¿no?. Estos paquitos, que ahora más que policías parecen guardias forestales de Yellowstone, se han conseguido - les han dado - nuevos amiguitos, Guardias Municipales de Transporte se habían llamado; todito de azulito son sus uniformes de los jovenos y las jovenas, su espalda de verde y una línea cuadriculada albinegra les rodea. Dice que para poner orden a los minibuses los habían creado, porque “en la Pérez no se para, no se sube, ni se baja”, yaaaaaaa.


Ahurita que los veo a éstos, los extraño bien harto a los frutillas, no a ellos en sí, sino a su uniforme, porque los mismos son, ‘misma chola con diferente pollera’, como dirían. Aunque a quitarnos el trago y a echarlo en la calle en frente de nuestros tufos, extraño su colorcito. Sí pues, parece que ya no fueran ellos, ahora son como los GMT, igualito de azul y de paso sin chiste. Antes eran los frutillas, ahora…

¿Ahora qué son?

 Blueberrys dice que son.

¡Yaaaaaaaaaaaaa!


Seguro así nos responderíamos con mi cuate apenas me encuentre con él en el monoblock y claro con un pucho compartido entre los dos hablaremos de más macanas que se nos vengan a la cabeza, hayamos visto o vivido o simplemente nos estaremos inventado; solamente para estar matando el tiempo antes de entrar a clases. Y seguro nos vamos a antojar una llauchita con su apicito, aunque orureño pero ya nos le hemos nacionalizado pues a ese brebaje. O cafecito, con marraqueta y quesito sería pa’l desayuno. De cualquier manera segurito vamos a ir al MerLan, sí, a ese monstruito que se ha levantado y se quedado en la Pérez.


Aunque si no alcanzamos ir en la mañanita, a la media mañana nuestra sajrahorita tiene que ser inmaculada; buscaremos unas teñas o tucus y si no, unas sopitas de fideo.

- Pucha, ¿qué hacemos después?

- Un heladito, ¿no?

-Yaps, pero ¿cuál?

- De canela, frigo, tocinillo o de conito. El primero que se aparezca. Será la suerte del heladero.

- Yaps, dehuanca.

- ¡F’uta! ¿Y al mediodía?

- Ah, noséps. Pero va a estar jodido el sol, nica salgo.


Sí pues, tienen razón bien jodido es el mediodía en La Paz, cuatro estaciones en un día, o mejor dicho cuatro estaciones durante el almuerzo. Eso sí, estás adentro de una pensión o en tu laburo, miechi que hace un calor como para quitarse hasta la piel; pero si estás afuera, todo tranqui paseando por el Prado con tu heladito, o hace un sol de miércoles y tu piel se vuelve cartón; o es una lluvia del carajo que te moja hasta el calzoncillo, mismo con el que estás desde ayer porque te saliste de la casa de tu tecua, donde te recogiste y saliste directito hasta tu ofi. Y de paso estás en camisita (bieeeen carajo) y te la pasas puteando. Nosotros que nunca aprendemos y por eso siempre estamos desprevenidos ante cualquier cambio de clima.


¿Y qué más podía pasar aquí?  P’ut… otra marcha. Bueno, paceños somos, paceños seremos, acostumbraditos estamos a estas lides de mañana, media mañana, mediodía, y un poquito tardecito, pero no pasa de las 4 de la tarde, esa es la hora en la que los marchistas y los bloqueadores terminan su turno y se retiran del asfalto. Pero ni que decir, de los ultrapoderosos bloqueos de los chóferes, esos sí son LA JO-DA. Huasos son. A chicotazo o k’imsacharanizo  limpio al que haya desobedecido las disposiciones de los máximos dirigentes.


Miechi, recién me he dado cuenta que te he estado hablando de casi todo lo que puede pasar en esta Hoyada. El objetivo era describir la mañana, me había desviado. Ni modales pues, ahora me voy a bolichear. Y eso será el complemento de estito. Las noches en La Paz también son jodidas pero bieeeeeeen ricas pa' disfrutar. Hasta la siguiente.

Teresa bailaba… ¿con tacones?



Me enteré por ahí que terminó – hace un bueeeen rato – una temporada de ‘Teresa bailaba… ¿con tacones?’ y pues que mejor, si escribo de teatro, empezar con esta excelente obra.

Esta puesta en escena dirigida por Cristian Mercado – un crack en cuanto a actuación se refiere –, es digerible, de humor impecable e implacable. Satirizando varios estereotipos para con las mujeres, este curso de autoayuda que se desarrolla en toda la obra, las cinco mujeres representan esas manías e imágenes impuestas por la sociedad patriarcal y machista en la que vivimos.


Esta obra de feminismo ‘light’, sincero y muy certero, es una buena herramienta para la introspección de mujeres y de hombres, éstos últimos para que se cuestionen de cómo subyugan a las féminas a ese papel delicado y servil totalmente impuesto.


Uno de los tópicos más recurrentes de nuestros filmes, obras, y por qué no, música es la retratación de nuestro quehacer cotidiano y nuestro personajes bien paceños. ‘Teresa…’ también tiene algo de eso, rescata algunos de esos conceptos pero no hace un refrito de ellos, sino le da un nuevo aire que da una frescura a los personajes; y hace que esos tópicos pasen insospechados y más bien aplaudidos.


María Elena Filomeno, Karol Kim, Claudia Ossio, Piti Campos y Erika Andia son las cinco mujeres que van ‘desnudándonos’ con sus líneas que bien podría haber sido dicho por algunos o algunas del público presente. Con una labor muy bien cumplida estas chicas crean el deseo en uno de volver a verlas, pues es repetible porque se lo goza de principio a fin.

Taller: “De-formando la comunicación cultural”



El sábado 16 y domingo 17 de noviembre se llevará a cabo el Taller “De-formando la comunicación cultural” en las instalaciones de la Radio Wayna Tambo de El Alto. Este taller es organizado por la “Red Boliviana de Periodismo Cultural”. Constará de cuatro facilitadoras/es para desarrollar cuatro temáticas en un día y medio.


El taller se propone “deconstruir las clásicas preguntas del periodismo para conocer, reacomodar, aprender y aplicar herramientas que permitirán identificar, analizar, y elaborar productos comunicacionales para difundir las artes y las culturas”. Además prometen “mucha reflexión, debate y construcción, (porque) es hora de proponer nuestro propio paradigma”.


La cita empieza el sábado 16 de este mes a horas 8:30 hasta las 18:00 y el domingo 17 de 8:30 hasta las 13:00. El espacio Wayna Tambo queda en la ciudad de El Alto, en la Zona Villa Dolores, calle 8, nro 20.


Las temáticas a tratar y sus respectivas/os facilitadoras/es son:

  • "¿Por qué, para qué periodismo cultural?” - Mabel Franco
  • “¿Qué es el periodismo cultural hoy?” - Miguel Vargas
  • “¿Cómo elaborar productos periodísticos culturales?” - Liliana Carrillo
  • “¿Por qué difundir por internet y cómo?” - Daniel Cotillas

Marcación Personal, un hincha, 14 crónicas, un sentimiento: el fútbol



“Marcación Personal, crónicas de un hincha” de Martín Díaz Meave, aparece en medio de la 18va versión de la Feria del Libro y es como un oasis en medio del desierto; tantos libros que se presentaron y muchos de ellos son aburridos, porque son especializados, éste libro se propone contar experiencias de vida de un publicista, pero narra como lo que fue siempre, incluso antes de ser publicista y docente, un hincha. Es un libro fuera de lo común desde el autor hasta las vivencias que no todos los hinchas pueden tener, como ir a dos catedrales del fútbol latinoamericano: La Bombonera y el Monumental. El lenguaje que presenta es propio del folklore futbolero, digerible y muy ameno.

Durante 105 páginas, trece crónicas y una carta para el amor de su vida, nos relata todo lo que puede suceder siendo, prácticamente, un adicto al fútbol. Lo que sorprende es el relato, con lujo de detalles, partidos de Copa América, la eliminatoria del 93, un superclásico argentino frustrado, el clásico mundial de clubes, FC Barcelona vs. Real Madrid, un partido del equipo celeste paceño por Copa Libertadores. Y para cerrar, una anécdota familiar en la que se puede observar todavía una cicatriz no sanada de un cuñado inglés respecto al nombre Diego.


En este libro todo es fútbol, desde el motivo del color de la tapa hasta el lugar de presentación del libro. La tapa tiene una hermosa fotografía de los hinchas de la celebración del tricampeonato, pero - aquí está el pero - el resto de la tapa es celeste; esto se debe a la venganza de Ariel Mustafá, editor de Gente Común, porque es hincha celeste. Y una venganza más, la presentación del libro sería en el salón Mario Mercado de la Cinemateca Boliviana.


“Es un libro de preparación rápida y ejecución rápida” sentencia Martín respecto al proceso de elaboración y creación de Marcación Personal. Me parece un libro muy recomendable y bastante bueno. Merece ser comprado, leído y releído. Esta publicación es un gol más a favor de la literatura futbolera, específicamente de la literatura stronguista. Directo al librero de cualquier stronguista.


Una virtud que tiene este libro es que motiva a cada uno a escribir sus propias crónicas. Así que a ser más perceptivos con nuestras vivencias que puede salir un libro de ellas. Por último, cuando uno termina de leerlo se queda con ganas de más, las páginas son pocas, y espero impacientemente un segundo tomo.

La Guerrilla, de navidades y huachitorito



La Feria Exposición “La Guerrilla” vuelve con una nueva versión denominada “De navidades y huachitorito”. Participarán más de 30 expositores el día viernes 15 de noviembre desde las 8:30 hasta las 23:00, en el Cine Teatro Municipal 6 de Agosto. La entrada es libre.


Además de la exposición de artes plásticas, visuales y producción musical, habrá un espacio para degustar, durante el día, una diversa gastronomía y por la noche, vinos y quesos. La sala del cine será escenario de un espectáculo de ingreso gratuito.


Los espectáculos durante la feria empezarán a las 20:00 hrs. con “Danza Tribal Fusión (Libertad Liberte)”; Hip Hop con Amart desde las 20:30; El desfile de modas (productos de expositores de la feria) a las 21:45. El grupo Trance Terapia (electro fusión andino) se presentará a las 22:30 y por último la Fraternidad Jach’a Phujllay de La Paz a las 23:00.

El cine europeo vuelve a la Cinemateca


La 14va Muestra de Cine Europeo vuelve a la Cinemateca Boliviana Centro y Sur, desde el 15 hasta el 28 de noviembre. Constará de 20 títulos de ocho países que fueron estrenadas en el último lustro.

La muestra se denomina “Dialogando con Bolivia”, porque así se pretende lograr un mayor acercamiento con el público nacional, para que se promueva un espacio de interacción cultural. Cada película fue cuidadosamente seleccionada por los agregados culturales de cada país participante.


La muestra empezará este viernes a 19:30 horas con la coproducción alemano-suiza Der Vervingbub (El Criado), galardonada con tres del Bavarian Film Awards y cuatro nominaciones de Swiss Films Prize y considerada por los críticos como una de las más exitosas de los últimos años. La clausura se llevará a cabo el jueves 28 con la proyección de Cool Kids Don’t Cry (2012), una producción holandesa premiada en diversos festivales.


Paralelamente a la muestra se proyectarán algunos noticieros europeos de la década del setenta, desde las 16:00 hasta las 21:00 hrs., los sábados 16 y 23 de este mes. Esto se realizará con apoyo del archivo de la Cinemateca Boliviana.

Asimismo se realzará el taller de guión “Los personajes en la escritura cinematográfica” y será dictado por el célebre director ítalo-boliviano, Paolo Agazzi. El taller será el jueves 21 y viernes 22 de 19:00 a 21:00 hrs. y el sábado 23 desde las 17:00 hasta las 19:00. La inscripción tendrá un costo de Bs. 10 y se lleva cabo en inmediaciones de la Cinemateca Centro.

Arxondo presenta ‘Gráfik Erótik’


El pasado 13 de octubre durante la 18va versión de la Feria internacional del Libro-La Paz, Arxondo presentó su libro “Gráfik Erótik”, el primer libro de ilustración e historieta erótica contemporánea boliviana. Se realizó en la sala Yolanda Bedregal a las 20 hrs.

El autor realizó una exposición en el espacio Simón I. Patiño hace dos años con la misma temática. El libro es la recopilación de esas obras y algunas inéditas que incluyen a otros artistas, poetas, escritores y fotógrafos para su publicación.

El libro consta de 60 páginas y varios autores y colaboradores. Entre ellos están la poeta y escritora Jessica Freudenthal; el escritor Christian Kanahuary; el ilustrador y diseñador gráfico de origen cubano, Frank Arbelo; la dibujante paceña, Susana Villegas; la artista plástica, Verónica Avendaño y el mismo Alejandro Archondo.

El autor, respecto a su distribución, asegura que de 1.500 ejemplares venderá el 40 % en librerías, revisterías y tiendas especializadas del territorio nacional y que el restante 60 % se venderá en otros países debido a que merece difusión y que nuestro mercado es restringido para las historietas nacionales.

A raíz de la publicación de “Gráfik Erótik”, nace “Lengua Viperina, Ediciones gráficas de diversidad visual” que es la encargada de que esta obra salga a la luz y promete dar cabida a todas las áreas de arte gráfico: ilustraciones, historietas, carteles, graffittis y esténciles. La segunda publicación a cargo de esta editorial será un homenaje gráfico al cantautor paceño Manuel Monrroy Chazarreta, El Papirri.

Falsos Peatones (para empezar a caminar)


¿Qué esperas encontrar acá? Es un sitio ocioso, de un tipo ocioso para otros ociosos. Y claro para otras ociosas. Aquí escribo (escribe, dice, yaaaaaa) sobre cualquier acontecimiento que crea ser importante. ‘Croniqueo’ muchas de esas cositas, opino sobre otritas y doy alguuuuunas ‘notishas’. Espero no te guste porque eso me haría escribir más frecuentemente y cómo mencione más arribita: soy un ocioso.
 Más que todo hablo sobre:

Películas. No soy crítico pero película que vea te voy a contar alguito y te voy a hinchar las pelotas para que vayas a chequearla. Una forma linda de ‘no hacer nada’ es mirando y atendiendo una peli. Incluso las malas son buenas, porque así contrastas y te creas una base crítica para tus próximos visionados de filmes. Y ojito, no sólo te voy a hablar de largometrajes, sino de cortos, documentales o reportajes y qué mejor si te los linkeo y – ¡oh, belleza! – también los puedas descargar.

Música. ¿A quién no le gusta la música? Es un crimen si no. En serio. Pero en este lugar pienso recomendarte bandas raras, como para que te vean y piensen “¿qué le pasa a este cojudo?”. Ojo que compartiré muchos artistas y seguro algunos no te gustarán y aquí es donde espero recibir sugerencias porque… ¡quiero escuchar más música! Y todos también quieren eso, ¿no?

Cultura. Este ambiente, pucha, engloba hartas cosas, pues. Y es bueno estar al pendiente de todo el movimiento cultural que se desarrolla en nuestra ciudad. Y La Paz siempre, pero sieeeeeempre tiene opciones para el esparcimiento. Y en fines de semana ni que decir, es un menú jodidamente variado. Sólo debemos estar al pendiente e ir a cazar joyitas. Y por favor vayan a ‘robarse’ unas Jiwaki, es rico caminar con eso bajo el brazo, es muy variado; pero tranquilas/os imillas y llokallas que aquí también se los linkearé, y alguna que otra cosita pues, para que vayan.

Teatro. La persona que sólo vaya a las ‘obras’ del Rigucho – sobrenombre, por cierto, horriblemente atribuido a Daniel Gonzales –, y a las del Warjata (Hugo Pozo), está pues chacreando. Tantas obras lindas, excelentes y con buenos argumentos que se las han perdido por no buscar bien. Tantas compañías de teatro laburando fuerte solamente por amor a las tablas deberían ser reconocidas como se las merece. Lugares como El Desnivel, teatro Nuna, etc., apuestan por obras fuera de lo común con una riqueza argumentativa y visual, sencillas pero poderosas que merecen ser descubiertas por todo el colectivo paceño de a pie.

Misceláneas. A ver, aquí… lo que me interesa y sé que a otras personas les interesa. Preguntarán cuáles, pero eso ni yo lo sé. Bien misceláneo ¿no?, porque tan variado y no sé qué escribir acá.